Tanto la fortaleza como la debilidad del método Pilates se deben a la popularidad que ha venido ganando a lo largo de esta última década.
Esta disciplina se puede entender de muchas maneras, lo cual puede llevar a un observador ajeno a pensar que es una disciplina simple que consiste en ejercicios sencillos que cualquiera puede enseñar.
En el otro extremo, un instructor competente y observador percibe toda la riqueza de una disciplina que puede llegar a cambiar el cuerpo y la vida de cualquier persona.
Algunos de los problemas subyacen en nosotros mismos. Muchos instructores, por necesidad de prestigio, ingresos o simplemente con buenas intenciones, publican libros y/o vídeos que, en su mayoría, simplifican la disciplina para que pueda practicarse en casa y, a pesar de las advertencias que emiten, todavía se refleja cierta sensación de que cualquiera puede enseñarla.
Por encima de todo es preciso incidir en que la verdadera formación del instructor, que debería llevarle a un profundo conocimiento de la disciplina, es por su naturaleza de larga duración.
Desafortunadamente, la formación está demandada por muchas personas que no tienen suficiente paciencia para ello. Si además añadimos, que tienen alguna experiencia en la enseñanza de otras disciplinas deportivas, que no precisan de conocimientos tan específicos y profundos, nos encontramos con la receta perfecta para ofrecer una formación mala y superficial.
El método Pilates puede entenderse y se entiende de muchas maneras.
Algunos lo ven como una manera para mantenerse en forma, otros como una forma de esculpir su cuerpo y otros como una técnica de rehabilitación.
Es cierto que Pilates abarca este espectro de posibilidades, pero en mi opinión -consecuencia de ello es el enfoque que se da en las enseñanzas de Body Intelligence- el método Pilates es ante todo una técnica de alineamiento del cuerpo que cuida tanto los aspectos del movimiento como los de la postura corporal.
J. Pilates dijo en una ocasión que lo que quería era «no desarrollar músculos sino transformar a las personas en seres humanos».
Pilates estudiá los movimientos de los animales y los relaciona con la manera en cómo los humanos deberíamos amoldar nuestro cuerpo y movimientos. Es a partir del movimiento, la coordinación del movimiento, la gracia del movimiento, la flexibilidad y fuerza del movimiento, cuando obtenemos lo demás fluidamente.
Se corrige la postura, mejora la complexión, y el cuerpo se fortalece y rehabilita.
Es interesante destacar que la primera generación de instructores de Pilates eran todos bailarines que tenían un profundo conocimiento del movimiento humano.
Tras muchos años de enseñanza en Body Intelligence, he podido observar que existen diferencias en la comprensión del movimiento y la técnica entre los alumnos que proceden de la danza y aquellos que proceden de otras disciplinas.
Mi manera de enseñar en mis clases de formación de instructores llevan a los estudiantes, a todos y cada uno de ellos, a entender con mayor profundidad los aspectos fisiológicos y kinesiológicos del ejercicio, mediante la enseñanza de que cada ejercicio es un movimiento único que tiene ritmo (música interna), fluidez, fuerza y una clara «propiocepción» (consciencia propia del cuerpo como un todo en el espacio).
Si nos detenemos un momento a pensar en los principios que fundamentan la disciplina: concentración, control, centralización, fluidez del movimiento y estabilidad, vemos claramente que todos están relacionados con la manera en cómo nos movemos, o deberíamos de movernos, y no en cómo conseguir la fuerza muscular, que será uno de los resultados obtenidos, pero no es el objetivo fundamental.
Si examinamos el equipamiento diseñado por Pilates, comprobaremos que no está diseñado para lo que hoy se conoce como «body-building», ni para trabajar una sola parte del cuerpo individualmente, sino que está diseñado para la integración del movimiento y el desarrollo mediante el movimiento.
El trabajo con muelles, por esencia, desarrolla los músculos para ser fuertes (no voluminosos) y estirados, como los músculos de los bailarines.
El movimiento constante del Reformer nos conecta con el movimiento del cuerpo en el espacio. La ejecución de los ejercicios de suelo supone una constante modulación del espacio que nos rodea; no se trata de contraer o estirar un músculo u otro, sino tambien de ser conscientes de todos los aspectos del movimiento.
En mis escuelas de formación de instructores en Israel y España, enseño a mis estudiantes a comprender la disciplina y su repertorio en toda su profundidad, pero les animo también a ser creativos y a no tener miedo a hacer experimentos con su cuerpo, a pensar y desarrollar su trabajo para ir más allá pero con una firme base del repertorio y de la manera de ejecutarlo.
Si Pilates estuviese vivo hoy, la disciplina se habría desarrollado, habría evolucionado y no se habría limitado al repertorio tradicional.
Pilates era muy creativo y nosotros, sus seguidores, debemos serlo también pero sin perder de vista las raíces.
En resumidas cuentas: «Baila con la técnica pero comprende su fisiología y kinesiología, y no busques atajos en tu formación!
Busca un buen instructor y sé un instructor versado y competente.