Con la llegada de la primavera, las temperaturas cada vez son más favorables para disfrutar de un buen día en la montaña, y una de las mejores actividades que podemos realizar es el senderismo.
Se trata de una actividad deportiva no competitiva que se desarrolla sobre caminos y pistas forestales, es una buena forma de mantener contacto con la naturaleza y, dependiendo de la ruta escogida, se puede realizar acompañado de los niños.
A diferencia del excursionismo o trekking, en el que el recorrido es libre y puede adentrarse por zonas de difícil tránsito como fondos de barranco o áreas abruptas, cuando se realiza senderismo se circula por caminos marcados o senderos homologados que figuran en las guías que suele tener cada comarca, provincia o comunidad autónoma, en ellas encontraremos toda la red de senderos disponibles así como una explicación de los atractivos y singularidades de cada recorrido.
Así pues, cuando elijamos la ruta a realizar, durante el recorrido nos encontraremos con señales en los bordes del camino que nos indicarán que vamos por el lugar adecuado, estas señales provienen del sistema francés de señalización de senderos y las hay de dos colores: rojas y blancas, y amarillas y blancas.
Las señales rojas y blancas nos indican que se trata de un sendero de Gran Recorrido, su distancia puede abarcar desde unas decenas de kilómetros hasta cientos en algunos casos, recorriendo comarcas y provincias enteras, evidentemente en este caso se realizaría una etapa del recorrido. En cambio las señales amarillas y blancas indican que estamos en un sendero de Pequeño Recorrido, en ellos las distancias son más cortas y suelen discurrir dentro de una misma comarca.
En la siguiente imagen podemos ver lo que significa cada señal que nos iremos encontrando a lo largo del recorrido, normalmente sobre los troncos de los árboles o sobre las rocas:
Además de estas señales también veremos indicadores verticales para facilitar el recorrido, especialmente en los cruces, donde normalmente podremos seguir la indicación con la seguridad de que estamos en el buen camino, y decimos normalmente porque cabe la posibilidad de que alguien, falto de civismo y educación, deteriore, borre o cambie la señalización.
