¿Andar o correr? Esta es una pregunta que, seguramente, nos habremos planteado en más de una ocasión a la hora de empezar a realizar una actividad física buscando un objetivo.
Y es que, por lo general, caminar y correr son dos de las actividades físicas que más se practican a nivel poblacional, y aunque ambas consisten en desplazarnos en bipedestación, lo cierto es que van a ser dos actividades bastante diferentes.
Y ello se va a deber a diversos motivos que aquí vamos a desarrollar, donde veremos la diferencia que hay entre caminar o correr, de forma que podamos optar por uno u otro en función de nuestro objetivo y situación.
¿Qué nos aporta correr frente a andar? ¿Cuáles son los beneficios de andar frente a correr? ¿Puede salir a correr regularmente todo el mundo? ¿Qué es mejor para adelgazar, andar o correr?
Vamos a tratar de dar respuesta a estas preguntas, las cuales se plantean muchas personas durante algunas etapas de su vida.
Además, conocer estas diferencias entre andar y correr también va a ser de gran ayuda para los profesionales del entrenamiento, como es el caso de los entrenadores personales.
De esta forma, se sabrá recomendar a un cliente qué tipo de actividad le conviene más en función de su objetivo y condición física.
Caminar vs correr: ¿Qué objetivo estamos buscando?
Lo primero que deberemos tener claro a la hora de optar entre caminar y correr es el objetivo que estamos buscando.
Correr es una actividad en la que, en menos tiempo, vamos a gastar más energía, lo que implica emplear unas determinadas vías metabólicas para obtener esta energía.
Por otra parte, andar es una actividad de menor intensidad en la que el gasto calórico por hora va a ser menor que en el caso anterior, lo que va a implicar otras vías metabólicas diferentes.
Esta intensidad también va a suponer un diferente trabajo a nivel de acondicionamiento metabólico, ya que vamos a trabajar en diferentes rangos de frecuencia cardíaca y, por lo tanto, esto va suponer diferentes estímulos y generará diferentes adaptaciones.
Como vemos, el primer punto sobre el cual se debe detener una persona es lo que quiere conseguir:
- Perder grasa.
- Mejorar su resistencia.
- Mejorar su salud.
- Mejorar su estética
- O cualquier otro motivo.
Remarcar que cuando hacemos referencia a la posibilidad de optar entre caminar y correr, nos estamos refiriendo a la duda que surge en personas que no suelen practicar este tipo de actividades con frecuencia.
Es decir, que, si una persona es asidua a realizar carreras o medias maratones, lógicamente esta persona va a tener que correr y establecer un plan de entrenamiento orientado al running.
La técnica para correr frente a caminar
El primer aspecto sobre el cual nos vamos a detener para analizar las diferencias entre andar y correr es en la necesidad de desarrollar la técnica.
Si hablamos de correr, deberemos saber que para un correcto y seguro desarrollo de esta actividad va a ser necesario entrenar la técnica de carrera.
En numerosas ocasiones, la gente que sale a correr de manera ocasional se centra únicamente en recorrer X distancia sin atender a la técnica de carrera.
La consecuencia de ello es que el impacto que se genera en el organismo, y en especial en las articulaciones, es mucho mayor que en una persona que se centra en mejorar su técnica.
Es por ello que, aunque se trate de corredores ocasionales o amateurs, va a ser importante trabajar el aspecto de la técnica de carrera.
En cambio, cuando se trata de andar no se va a requerir nada especial, salvo mantener una buena postura, ya que se trata de un movimiento natural y cotidiano para las personas.
Los elementos que van a poder dificultar una buena marcha van a ser únicamente los relativos al terreno por donde nos movamos, ya que no será lo mismo andar por asfalto que hacerlo en pendientes pronunciadas, en la montaña o en la arena de la playa.
Por lo tanto, aquí encontramos la primera gran diferencia entre caminar y correr, y es la necesidad de desarrollar una buena técnica en el segundo caso.
La forma física para correr frente a la de caminar
El segundo aspecto que va suponer una diferencia entre correr y andar va a ser la forma física que se requiere para cada una de estas actividades.
Cuando hablamos de caminar, cualquier persona va a poder hacerlo salvo impedimentos mayores como minusvalías u otros problemas graves.
Sea cual sea el estado de forma física de una persona, esta va a poder salir a caminar sin ningún tipo de problema. Tan solo se deberán ajustar las distancias y el ritmo a dicha condición física.
De hecho, caminar es una de las actividades más recomendadas a personas de la tercera edad, o a aquellas personas que padecen algún tipo de patología como puede ser hipertensión, hipercolesterolemia o enfermedad arterial periférica, como así lo indican las diferentes pautas de entrenamiento para poblaciones especiales.
Por su parte, correr no es algo que vaya poder hacer todo el mundo, ni va a estar recomendado para determinados sectores de la población.
Por lo general, no se recomienda empezar a correr a personas con sobrepeso, con una condición física muy baja (sedentarismo durante largos años), o personas que han padecido una lesión, entre otros ejemplos.
En estos casos, antes de empezar a correr, va a ser más conveniente empezar andando e ir adquiriendo forma física, y perder peso en los casos que proceda, y posteriormente iniciarse en el running si así se desea.
Por lo tanto, encontramos otra diferencia entre correr y caminar a la hora de hablar de la condición física que se requiere para empezar una de estas dos actividades.
Equipamiento para correr frente al equipamiento para caminar
A la hora de hablar de las diferencias entre correr y andar deberemos atender al equipamiento que vamos a necesitar para cada actividad.
De entrada, el equipamiento va a ser importante en ambas, pero en el caso de correr va a cobrar mayor importancia, en especial el calzado, ya que los impactos van a ser mayores.
Nos encontramos, pues, con que el calzado para correr va a ser un aspecto clave en esta actividad, y debe ser el adecuado para cada persona y para cada objetivo.
Tanto para correr como para andar vamos a necesitar un calzado que no eleve en exceso el talón, que permita al pie trabajar libremente, y que con ello nos ayude a prevenir lesiones.
Debemos recordar que tanto para correr como para caminar, el calzado va a ser lo único que nos separa del firme sobre el cual nos desplazamos, por lo que tiene una gran importancia.
¿Caminar o correr para adelgazar?
Escoger entre correr o andar para perder peso es, posiblemente, la duda que más veces se suele plantear a la hora de hablar de las diferencias entre estas dos actividades.
Po lo general, la idea que prevalece a la hora de escoger entre correr o caminar para quemar grasa, es que cuantas más calorías quememos en menos tiempo, mejor.
Sin embargo, esto no va a ser tan sencillo, ni necesariamente va a tener que ser así. Este aspecto debe ser desarrollado de manera más específica, por lo que vamos a ir punto por punto.
Al hablar de realizar ejercicio, deberemos hablar también de las vías metabólicas que empleamos para obtener energía. Con ellas nos estamos refiriendo al tipo de sustrato que emplea nuestro organismo para satisfacer la demanda energética.
Si hablamos de las diferencias entre correr y caminar en este sentido nos vamos a encontrar con lo siguiente:
Caminar despacio
Va a ser la actividad de menor intensidad que se puede realizar, y debido a ello no se va a activar la vía metabólica del glucógeno, en la cual se emplea como sustrato principal la glucosa; ni tampoco entra en juego la degradación de proteínas.
¿Qué vamos a utilizar como energía al andar despacio entonces? Las grasas.
Entonces… ¿Qué quema más grasa? ¿Andar 1 kilómetro o correr 1 kilómetro? Andando 1 kilómetro emplearemos más grasa como energía que corriendo 1 kilómetro, donde intervienen otros sustratos como la glucosa.
También va a ser cierto que en ese kilómetro corriendo se van a quemar más calorías que en el kilómetro andando, y además emplearemos menos tiempo.
Debemos tener en cuenta que lo que va a predominar a la hora de perder peso va a ser el crear un déficit calórico sostenido y continuado a lo largo de los días. Por lo tanto, tanto andar como correr van a ser actividades válidas para bajar de peso.
A favor de andar encontramos que, al ser una actividad de baja intensidad, no se va a llegar a producir una degradación de proteínas como puede ocurrir al correr en determinadas ocasiones.
Caminar rápido
Cuando andamos rápido vamos alejándonos del metabolismo de las grasas, y la vía glucolítica va cobrando mayor protagonismo.
De esta forma aumentamos el gasto calórico total a igualdad de tiempo de ejercicio respecto a andar despacio, y contamos con el beneficio de que el impacto articular es mucho menor que en el caso de correr, a la par que activamos la musculatura.
De hecho, podemos ver estudios en los que se afirma que el gasto calórico que se consigue caminando rápido o corriendo lento (lo que se conoce como trotar) es muy similar, con la diferencia que caminando no sobrecargamos tanto las articulaciones.
De hecho, correr lento no va a tener mucho sentido, ya que a velocidades bajas la técnica de carrera va a degenerar demasiado, lo cual va a resultar contraproducente.
Debemos pensar que nuestro cuerpo está ideado para caminar, y para correr, evidentemente, pero para correr de manera rápida, ya que, en los inicios de la humanidad, el hombre debía cazar y para ello se requería de carreras de este tipo, cortas y rápidas, para dar alcance por sorpresa a la presa, o para poder huir en casos de peligro.
Además, caminar rápido va a ser una buena opción para aquellas personas que busquen tonificar.
Correr lento
Ya hemos hablado acerca del efecto que va a tener correr lento sobre nuestro organismo.
La diferencia entre andar rápido y correr lento a nivel calórico no va a ser significativa, y como también hemos dicho, al andar no vamos a generar impacto articular.
Por lo tanto, correr lento va a ser la actividad menos recomendable de todas, ya que vamos a generar el mayor impacto con la menor activación muscular.
Trotar o correr lento suele ser el tipo de actividad que realizan las personas que se inician en el running, y es algo que no se recomienda.
¿Cómo empezamos a correr entonces? O bien corremos más rápido durante menos tiempo para ir generando adaptaciones en el organismo, algo recomendado a personas con buena forma; o bien andamos rápido largas distancias, caso recomendado a personas con cierto sobrepeso.
Incluso podemos optar por realizar series cortas de 100, 200 o 500 metros corriendo rápido, y descansar entre ellas.
Correr rápido
Correr rápido es el tipo de actividad de las que estamos tratando que va a requerir una preparación para poder llevarla a cabo.
¿A qué nos referimos cuando decimos correr rápido? Nos referimos a correr a una elevada velocidad, pero durante un corto espacio de tiempo.
De esta forma, si queremos emplear 1 hora en correr a un ritmo elevado, podemos pautar una serie de intervalos, de forma que el tiempo que empleemos corriendo sea tiempo efectivo en el cual activemos la musculatura y generemos las adaptaciones necesarias.
Además, de esta forma vamos a generar un mayor aumento del metabolismo basal que se va a mantener horas después del ejercicio, haciendo que se emplee un gran número de calorías.
Se trata de otra buena forma de tonificar, ya que vamos a realizar trabajos de fuerza mayores a nivel muscular.
A nivel general, estas van a ser las principales diferencias que hay entre caminar y correr, y las deberemos tener en cuenta a la hora de optar entre una u otra actividad.
No olvidemos que, como hemos dicho al principio, correr y andar son dos de las actividades principales por las que opta a la hora de empezar a realizar ejercicio, o cuando se quiere perder grasa.